La preparación para Noche Buena, la misa en nuestra capilla Espíritu Santo en Playa Brava, la cena junto a la familia, luego la búsqueda del Viejito Pascuero para los niños. Son recuerdos hermosos, que guardo en mi corazón.
Al día siguiente un viaje esperado por mí, llegar hasta los pies de mi querida Virgen del Carmen allá en
Mientras se despedía de sus feligreses y terminaba la misa me fui acercando al Santuario donde esta
Una vez llenos de todo este maravilloso espíritu, que permanece en mi familia y nos da fuerzas, seguimos nuestro camino. Profundamente agradecida de poder haber estado frente a esta imagen que me ha acompañado todo este tiempo.
Nos dirigimos a Pica, pasamos por Matilla visitamos su iglesia reconstruida hace poco y pudimos ver lo hermosa que esta. En una esquina del pueblo un viejito se acercó a Javier y le ofreció mangos frescos recién cortados. Así es que compramos muchos mangos. Aromáticos, dulces, carnosos y muy sabrosos.
Llegamos a Pica, donde buscamos un lugar para almorzar, y a pesar de la demora valió la pena, pues todos quedamos muy satisfechos con los tremendos platos que nos sirvieron.
Seguimos rumbo a
La despedida…
Aunque habiéndonos preparado para este día, no es fácil alejarse de los seres amados y todas las que sean madres me entenderán. Y las que tengan un ser amado también. Abrazos, besos, lágrimas, todos reunidos a mí alrededor y yo sólo pidiendo que se mantengan unidos, que eso no cambie nunca. Y ellos con mucha emoción lo prometen…y me dicen que no me preocupe y vuelva luego.
Me voy de la mano de mi esposo, quien me acompaña en esta última recta final de este camino…a mi mente me viene la frase que hace 28 años escuchamos, en la salud y la enfermedad y se hace más real ahora que lo vivimos.
Dejamos a nuestros hijos, que se ven grandes, encaminados en la vida, pero siempre serán… nuestros niños.