18 mayo, 2008

Fiesta en el Oasís

En el corazón del desierto nortino en la iglesia San Andrés de Pica bajo un sol otoñal y ante los ojos de Dios mi querida amiga Bárbara Sudán unió su vida a Rodrigo.


A las 13:30 hrs. el Domingo 11 de Mayo del 2008.


Con los ojos llenitos de amor este hombre le juró amor eterno. Y ella con una voz firme y segura le dio un Sí que se escucho hasta el último rincón de la Iglesia.

En una Ceremonia que alcanzó una relevancia poco acostumbrada, fuimos testigos y quedamos comprometidos a velar porque este matrimonio salga adelante contra viento y marea.

El sacerdote en una alocución muy enérgica realzo el significado de llegar hasta el altar, a solicitar el Matrimonio por la Iglesia, diciendo que es Sólo Para Valientes…pues señalo que Jesús dijo: que aquel que sea Valiente tome su Cruz y lo siga. De igual manera se puede asemejar al matrimonio, por la valentía que hay que tener para tomar esta responsabilidad de invitar a Jesucristo a vivir en nuestro matrimonio.

Fue una ceremonia emotiva, participativa, sencilla donde los grandes invitados fueron Jesucristo, Bárbara, Rodrigo con la bendición de nuestra querida Madre la Virgen María.

Esta pareja tomo los votos matrimoniales bajo la atenta mirada de toda su familia y un par de amigos (entre ellos yo y mi esposo).


Terminada la Ceremonia, hicimos una caravana por el Pueblo tocando las bocinas para proclamar un Nuevo Matrimonio en el mundo católico.

En el Restaurante El Socavón de Pica, nos reunimos en un almuerzo, típico de la zona y en un ambiente cálido como el clima del desierto compartimos, sintiéndonos parte de esta reunión familiar.



Este hecho es muy significativo en mi vida, así como lo es para Bárbara. Estar ahí es un logro para mí, pues no sé, si parecía difícil, algunos pensarían que imposible, después de vivir siete meses luchando contra el cáncer, era un sueño llegar hasta ese día, compartirlo con ella y su familia. Y Dios en su generosidad permitió lo increíble. Ahí me encontraba yo,

disfrutando de la felicidad de mi amiga junto al hombre que ama.

Fue una tarde cargada de mucho amor, de mucha energía buena y positiva. Donde celebramos El Amor…este sentimiento con abrazos, con besos, con mucho cariño, entre los novios, entre nosotros mismos y con las personas que ahí conocimos.

Celebramos con vino, tragos, bailes, una torta exquisita, llenos de una alegría sana y contagiosa.

Estuvimos con los novios hasta el último…era difícil despedirse, creo que nadie quería alejarse de la magia de este día.

De regreso cruzamos el desierto al atardecer con una nueva sensación en el alma, la de haber participado en un acontecimiento único e irrepetible en la vida de estas dos bellas personas y en la de nosotros mismos.