Después de Machalí, y acompañada de mi hijo menor Andy; nos arrancamos al campo, cerca de Chillán y Concepción.
A la casa de unas amistades a quienes no veía hace 17 años, fue un reencuentro emotivo y alegre que nos demostro a todos que el tiempo pasa, pero cuando la amistad es verdadera perdura en el tiempo, más que la ropa.
Esta es la entrada a la casa de la Familia Ortiz Melgarejo.
Ellas tienen abejas y obtienen una exquisita miel, también trabajan una generosa tierra que les brinda unas uvas y un vino de sabor intenso, natural y muy puro.
El lugar donde me encuentro sentada, es un lugar apacible, silencioso muy agradable para meditar, para rezar ...
Me pasaron cosas increibles ahí, a solas conmigo misma en busca de respuestas, desahogando mi alma sin más testigos que el viejo árbol que regala una sombra que refresca hasta el alma...
El lugar donde me encuentro sentada, es un lugar apacible, silencioso muy agradable para meditar, para rezar ...
Me pasaron cosas increibles ahí, a solas conmigo misma en busca de respuestas, desahogando mi alma sin más testigos que el viejo árbol que regala una sombra que refresca hasta el alma...
Aquí mi hijo descansando.
Y una foto donde aparecemos los dos en medio de las parras que generosamente regalan una visión maravillosa y prometedora de una cosecha abundante.
Esta hermosa dama, es Paulina Ortíz, quien en su momento me ayudo mucho a cuidar a mi pequeño y frágil hijo menor, que aparece ahora mucho más grande que ella.
Tenía 4 años cuando lo dejo de ver por que nos fuimos al norte y ella se quedo en el sur, hoy él tiene 21 casi no la recordaba a no ser por las fotos que conservo en su albúm de bebé. Ella mantiene un espíritu fresco, alegre así como cuando le cantaba canciones de cuna y lo regaloneaba tanto como ahora en el presente ahí en el campo.
Tenía 4 años cuando lo dejo de ver por que nos fuimos al norte y ella se quedo en el sur, hoy él tiene 21 casi no la recordaba a no ser por las fotos que conservo en su albúm de bebé. Ella mantiene un espíritu fresco, alegre así como cuando le cantaba canciones de cuna y lo regaloneaba tanto como ahora en el presente ahí en el campo.
Aquí en la foto en la playa aparecen las hermanas Rosy y Cecilia, disfrutando de un día de descanso. Cecilia es una persona muy acogedora, cálida, de buena conversación y muy profunda en sus pensamientos y sentimientos también. Fue una gran compañía en el tiempo que compartimos en el campo.
Rosy quien ha compartido conmigo muchos momentos inolvidables, es una amiga que el tiempo y la distancia la han conservado intacta en su manera de ser y de existir, el tiempo ha sido generoso y conserva su frescor y su alegría...al reencontrarnos fue como si hubiera pasado sólo un par de días y nada más.
Aquí junto a la Sra. Inés, la mamá de todo el Clan de las mujeres Ortíz Melgarejo.
Ella es Naty, una de las pequeñas que aparecen más abajo en la foto antigua, hoy convertida en toda una damita. Se encontraba de vacaciones de la Universidad en el campo.
Heredo de su madre y de su abuela la calidez y la ternura como anfitriona, pués fue una agradable compañía para mi hijo Andy.
Más abajo aparece una de las fotos que la familia guarda como recuerdo de una de las visitas que mis hijos hicieron en su infancia a esta cálida casa donde lo pasaron super bien, disfrutando de la naturaleza, la convivencia familiar, de hermosos recuerdos que no se olvidan.