16 diciembre, 2005

Mi último Licenciado.



Este mes también tuve la dicha de ver como el último de mis hijos, subia al escenario donde recibió su Licenciatura de Enseñanza Media. Nadie imagina, que ese fue uno de los momentos más felices de todo este año 2005 para mí.
Creo, que ha sido uno de los partos más difíciles que he tenido, de verdad. Su llegada a este mundo, fue muy difícil, así como también su salud desde pequeño, quebradiza y frágil.

Hoy, que lo veo tan alto a mi lado, fundido en un gran abrazo conmigo. No puedo sino recordar que ayer yo lo abrazaba a él tan pequeño. Y hoy es él, quien me acoge en sus brazos. Su rostro aún conserva la ternura de su infancia, y no me creerán que aún se recuesta a mi lado y me cuesta sacarlo de mi cama.
Aunque sus intéreses y sus objetivos van camino de la madurez de un joven de 19 años. Parece tomar la vida de una manera más relajada y pausada. No vive apurado y atropellando la vida como su madre, sino que disfruta pausadamente el día a día.
Amo a este joven, como ame a aquel pequeño que un día acune entre mis brazos.
Y aunque él no se lo imagina, me dió uno de los días más alegres para mí este año que finaliza.
Lo que viene más adelante es eso, parte del futuro que él solamente puede construir.
Sólo él.

El viejito pascuero...existe?


Cuando dos pequeños rostros me preguntan con sus miradas, esta vieja pregunta. Cuál crees que será mi respuesta?. Obviooooooooooo. Como borrar de esas tiernas miradas, esa ingenua espectativa de que pronto vendrá por el cielo, un viejito de barba blanca y traje rojo, que les traerá dulces y regalos. Imposible.
Aunque me cueste creer, a mí también me embelesa la idea de esperar a ese viejito, aunque mi regalo sea algo para mi cocina, o quien sabe algún artefacto para la limpieza. Porque el viejito llegá para todo el mundo, con menor o mayor generosidad, trata y trata de llegar a todos los rincones. Hoy, fuimos a esperarlo al Jardín Infantil donde trabaja Karina. Y ahí estabamos los tres esperando al famoso señor del traje rojo y sonrisa amplia. El pobre con este sol desertico debe haber llegado todo sopeado como quien dice, pero llegó. Y era el más esperado de todos. Aunque antes, había aparecido Barney, Clifford, Un teletubie, Spartacus. Sin duda alguna, este viejito era el más famoso y conocido de todos los niños. El solo hecho de ver sus rostros es conmovedor para cualquier adulto. Nadie puede quedar ajeno a sentir y vibrar con los sentimientos de los niños. Porque creer es magia. Y los niños tienen esa magia.